Causas, desarrollo y concecuencias.
Acontecimiento político clave Guillermo I de Alemania inicia la Weltpolitik (1890)
Transformaciones de fondo
Ascenso de las potencias extraeuropeas (EE.UU. y Japón) Concierto mundial de potencias II Revolución Industrial Cambio en la relación de fuerzas entre las potencias Alemania amenaza la hegemonía de Gran Bretaña en
Terreno económico Predominio naval
El colonialismo imperialista
Llevó la pugna entre las potencias a toda la geografía mundial Competencia económica proteccionismo tensiones
Rivalidades entre las potencias
Francia y Alemania por Alsacia-Lorena Rusia y Austria-Hungría por la hegemonía en los Balcanes Rivalidad psicológica alentada por la prensa y los estados mayores
A finales del
siglo XIX,
Inglaterra dominaba el mundo tecnológico, financiero, económico y sobre todo político.
Alemania y
Estados Unidos le disputaban el predominio industrial y comercial. Durante la segunda mitad del siglo XIX y los inicios del siglo XX se produjo la
repartición de África (a excepción de
Liberia y
Etiopía) y
Asia Meridional, así como el gradual aumento de la presencia europea en
China, Estado en franca decadencia.
Estados Unidos y, en menor medida, el
Imperio Ruso controlaban eficientemente sus vastos territorios, unidos por largas líneas férreas (ferrocarril Atlántico-Pacífico y Transiberiano, respectivamente). Inglaterra y
Francia, las dos principales potencias coloniales, se enfrentaron en 1898 y 1899 en el denominado
incidente de Faschoda, en
Sudán, pero el rápido ascenso del
Imperio alemán hizo que los dos países se unieran a través de la
Entente cordiale. Alemania, que solamente poseía colonias en
Camerún,
Namibia,
África Oriental, algunas islas del Pacífico (
Islas Salomón) y enclaves comerciales en China, empezó a pretender más a medida que aumentaba su poderío militar y económico posterior a su
unificación en 1871. Una desacertada diplomacia fue aislando al Reich, que sólo podía contar con la alianza incondicional de
Austria-Hungría.
Francia deseaba la revancha de la derrota sufrida frente a Prusia en la
Guerra Franco-prusiana de
1870-
1871. Mientras París estaba asediada, los príncipes alemanes habían proclamado el Imperio (el llamado
Segundo Reich) en el
Palacio de Versalles, lo que significó una ofensa para los franceses. La III República perdió
Alsacia y
Lorena, que pasaron a ser parte del nuevo Reich germánico. Las generaciones francesas de finales del siglo XIX, sobre todo el Ejército, crecieron con la idea de vengar la afrenta recuperando esos territorios. En
1914 sólo hubo un 1% de desertores en el ejército francés, en comparación con el 30% de 1870.
Mientras tanto, los
países de los Balcanes liberados del
Imperio Otomano (el «
enfermo de Europa») fueron objeto de rivalidad entre las grandes potencias.
Turquía, que se hundía lentamente, no poseía en Europa —hacia 1914— más que
Estambul, la antigua
Constantinopla. Todos los jóvenes países nacidos de su descomposición (
Grecia,
Bulgaria,
Rumania,
Serbia,
Montenegro y
Albania) buscaron expandirse a costa de sus vecinos, lo que llevó a dos conflictos entre 1910 y 1913, conocidos como
Guerras Balcánicas.
Impulsados por esta situación, los dos enemigos seculares del Imperio Otomano continuaron su política tradicional de avanzar hacia Estambul y los Estrechos. El
Imperio Austrohúngaro deseaba proseguir su expansión en el valle del
Danubio hasta el
mar Negro, sometiendo a los pueblos eslavos. El Imperio Ruso, que estaba ligado histórica y culturalmente a los
eslavos de los Balcanes, de confesión
ortodoxa —ya les había brindado su apoyo en el pasado— contaba con ellos como aliados naturales en su política de acceder a «puertos de aguas calientes». Evidentemente, estas políticas opuestas entre una potencia católica y otra ortodoxa provocaron enfrentamientos.